Baghdad hechizada
Una hechizada Baghdad
nace de tu relicario y en la lunar hora añil
acarrea su dolor hacia confusos destierros,
pródigos de somnámbulos y ceremonias hostiles.
En este intervalo de cansancio lento,
mi razón es una eufonía de bansuri,
aura que acaricia al inhóspito desaliento.
Tras el épico homenaje y la colina paciente,
nos muestra Selene su perfil oculto,
patibulario y vacío,
y su quijada hosca hace un gesto severo.
Es la hora en que el cometa traspasa nuestro cielo,
como una dorada alegoría o como el último juicio.
Cobalto y Aterrador.
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© MAR - 01/03/07