. La Bahía de Mar: Wrote XI - XIV

lunes, octubre 24, 2005

Wrote XI - XIV

XI
se puede poner.... que como un pescador de perlas bucearé en el interior de tus pensamientos y acariciaré tus deseos escondidos en nacaradas conchas, que la luz de la luna se filtrará a través de las profundas aguas para bañar de plata mis manos, que esas manos acariciarán dulce y engañosamente a la piraña que duerme en un desfondado corazón hasta hacerla creer que la amo, que cuando la piraña confiada abandone su presa y llegue a mi la conservaré en una pecera con gin-tonic para que olvide que por una vez ha sido ella la víctima del engaño.
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XII
¡Ojalá se pudiera poner! que todos los niños viven en un mundo de niños en el que no pasan hambre, en el que no sienten la lumbre de un cigarrillo en su piel, en el que no son abandonados.
¡Ojalá se pudiera poner! que en el atardecer de los sin techo habrá una casa cálida para ellos y un plato de sopa caliente y una cama cómoda y mullida y en el siguiente amanecer un trabajo con el que poder vivir dignamente.
¡Ojalá se pudiera poner! que han terminado todas las absurdas guerras en las que los que menos culpa tienen son los que más sufren y nadie les había preguntado si ellos querían vivir ese horror.
Se podría poner que los niños son ángeles que guiarán un día nuestro destino y no los mimamos, que los sin techo han sufrido tanto que ya no saben si quieren vivir o morir, que ya no confían en alguien que confía en ellos, que las víctimas de la guerra somos todos y todos somos cómplices también porque no levantamos nuestras voces para aniquilarla con la fuerza de la palabra antes de que ella nos mate. Que queremos un mundo feliz, suave y armonioso, que unos brazos fuertes nos protejan y nos acaricien, que unos tiernos besos nos consuelen en la tristeza y nos hagan vibrar de pasión.
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XIII
se puede poner.... que la soledad es la compañera de mis días vacíos, que las lágrimas no pueden brotar porque duele llorar sin que haya una mano amiga para enjugarlas, que en la oscuridad surgen los recuerdos amargos y las estrellas se apagan para que no podamos verlos, que al llegar el alba se desvanecen los miedos y resurge la esperanza de encontrarte de nuevo para que cures mi herido corazón, que la sonrisa congelada permanecerá en mi rostro hasta el rojo atardecer y de nuevo se desvanecerá porque no has llegado.
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XIV
se puede poner... que si rebotara esa última bola y rompiera el cristal de la máquina infernal que controla nuestros destripados anhelos, conseguiríamos llegar al éxtasis y sucumbir ante la frenética danza de los sentidos, que viajaríamos por mundos inexplicables como meteoritos locos y tránsfugas, que exploraríamos todos los agujeros negros y en cada uno de ellos, como en un lupanar, ebrios de opio y bebedizos afrodisíacos, daríamos libertad a nuestras pasiones ocultas y nos fundiríamos el uno en el otro para volver a ser, al despertar, otra cautiva bola de acero que esperará pacientemente hasta romper el cristal de nuevo.
¿Se romperá?
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© Mar