Ante la duda, Isla
Esta es mi isla de la
cordura,
donde atempero mis furias
mis penas y mis temores.
Isla de la mesura
lucífera o insociable,
siempre alerta -incluso
esquiva-
a su hechizo o desencanto,
siempre atenta y advertida
del falso amor, del deseo,
del odio y de la alegría.
Isla discreta y prudente
donde nadie se interpone,
y sobran -algunas veces- las
palabras
y las sombras, los símbolos,
el matiz.
Isla que es sólo un vacío,
una modorra, una tregua,
una llegada a buen puerto,
o una carencia siniestra.
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© MAR – Junieando 30/06/2010