. La Bahía de Mar: julio 2005

viernes, julio 29, 2005

Felices Vacaciones

De-frag-mentando
Desde un cielo deshilachado de grises y naranjas
el sol se relame
saboreando las últimas migajas del atardecer
Titilan las luces de tu voz
como si estuvieran lloviendo lentejuelas
Quiero fundirme en el ocaso
y morir de transparencia
donde las olas festonean espumas
¡Ahí!
Casi detrás del viento.
En esa tibia zona del amor.

miércoles, julio 27, 2005

Sigo haciendo algo mal... Prueba

Realmente no lo entiendo
y para colmo de males
me ha cambiado el idioma
No lo leáis
Estoy probando
A ver si ahora
sale mejor
Impenetrable es la medianoche que, como en un sueño, en mi corazón clavó un dardo. Dame la pócima para curar las llagas. Cómo curar las heridas, Cómo callar la voz de este extraño plañido lunar. Las esporas del olvido conmueven mi retina y necesito otros ojos o un iris roto para, lenta e ignorante, tocar la profundidad, prevenir el choque inevitable de la exclusiva memoria en mis ojos. Porque veo y no sé... Cómo callar la voz de este extraño plañido lunar Cómo curar las heridas, Para curar las llagas dame la pócima.

Estoy dejando mi vida en ello - MarEncadenados

«Toda el alma para ti», murmuras, pero en el pecho siento un vacío que sólo me lo llenará ese alma que no me das. Pedro Salinas, (Presagios - 1923) "Porque las dos sabemos cuánto duelen la esquirlas de un poema, y cuánto, luchar por lo que amamos", estoy dejando mi vida en ello. En la espesura de media noche -con estos ojos que no eran míos- descubrí un lunar más grande que la luna. Descubrí que tu sombra es roca viva, es un potro que danza descalzo entre la espuma y me recuerda el nombre de la noche que se levanta a la hora de los vientos En medio de mis ojos se agiganta, se recuesta se acurruca en los rastrojos de mi alma como si fuera muerte calle sueño estrella Es entonces cuando dices: «Toda el alma para ti», (Salinas) Y siento que no tienes ausencia ni casa ni raza ni nada En este instante huele a siempreviva, a universo iluminado tú casi yo yo casi tú mi garganta, mi ronquera, lo que ha sido, lo que era, casi gruta, casi era, todo y nada En esta escala siempre subes siempre bajas siempre sabes siempre nada siempre, siempre todo y nada. Y es por "este miedo, éste: ¡este miedo a olvidar!, a que me olvides". que estoy dejando mi vida en ello cada noche, cada puerto, cada pena, cada nada, cada rato, cada plaza. Y murmurabas: «Toda el alma para ti», pero en el pecho siento un vacío que sólo me lo llenará ese alma que no me das. (Pedro Salinas) ¿Dónde estabas? amor ardiente de madrugada, máscara de barro, adivinanza solitaria, chubasco, lluvia seca, sol mojado, crudo invierno, dura espera. Entonces "Mi cuerpo se arma de paciencia" para soportar este pasto esta estera esta angustia esta arena este trago esta pena esta tarde... Esta tarde es esta tarde. Esta tarde es lo que quiero, -y estoy dejando mi vida en ello- esta tarde es este bote rema y rema aquí en mi alma un capitán cualquiera aquí, en el sueño de este barco de hojalata. Lo que quiero es un pedazo del alma que no me das, esa diosa vagabunda, una mina, un invento, una puta que está durmiendo, está soñando, está creando, está aquí, donde el río inunda su nombre, está donde la espera la acompaña y yo con ella soñando quimeras, "por eso, armada de paciencia y de impaciencia, acaricio, con los ojos cerrados, las más bellas". "¿no lo comprendes, amor?", estoy dejando mi vida en ello y recurro a mis "Amados y especiales pirómanos del hielo que ahuyentan la soledad y el miedo" esperando que un día, al fin, me digas. ¡Mi alma toda está contigo! --- ©MAR - Marzo 2003

Me va la vida en ello - IndahEncadenados

"Pero, quiero que me digas, amor, que no todo fue naufragar por haber creído que amar era el verbo más bello. Dímelo, me va la vida en ello." Luis E. Aute.("Me va la vida en ello") Me he pasado la noche destruyendo los nombres de mis calles para no volver a salir, para poder decir con la verdad: ¡ven, amor, a rescatarme! He tapiado puertas y ventanas, he destrozado escaleras de incendios, mecánicas y las corrientes de sube-baja a "pura mano", para no volver a salir, para poder decir: amor, te lo suplico, ¡ven a rescatarme! ¿Es que no los ves? Están ahí, ahí: los objetos bebiéndose la luz, negándomela: los "despiertos que sueñan otras vidas." Mi cuerpo se arma de paciencia: "Cierto que huí de los fastos y los oropeles, (y las manos de su contraria, lo desarman) y que jamás puse en venta ninguna quimera." (Aute) por eso, armada de paciencia y de impaciencia, acaricio, con los ojos cerrados, las más bellas. Mira, amor, que si no vienes, habré de regresar a aquel pálido invierno, a lo último que recuerdo sin ti, y me desvelará de nuevo una palabra en medio de mis sueños y febrilmente escribiré un poema: "Corazones de fuego, prisiones, abandonos; robadas alegrías con ojos de cristal anhelantes y despiertos que sueñan otras vidas distintas en mundos lejanos." Rezo para que nunca más ocurra, son palabras y versos reservados, que tienen su sitio reservado en la única pared que gritando: ven, amor, a rescatarme, he dejado en pie mientras buscaba otra palabra, otra, que te hiciera feliz. Me siento en el suelo, en medio de la nada, y, como una niña, temo a esas criaturas de la noche, a los relojes, a los espejos que puedan secuestrarme, arrancarme; privarme de mi último pensamiento para ti; y lloro: "detrás de una cómplice y gélida ventana acariciamos teclas muertas, inventamos la magia con palabras precisas, largos silencios búsquedas quietas, tristes, calladas, tortuosas" lloro por ti, por ti; lloro por ti sin ti, y, a la Muerte, le hago vomitar palabras robadas a otras bocas, palabra que no quiere decir, que no quiere decirme. Ella se ríe a carcajadas; sólo, dice, quiere las mías; aún no lo sabe, jamás imaginó que me resistiría: con uñas y diente le arranco su máscara burlona, y congelo su risa de pirómana y sus versos de luto -oscuros iceberg- que rasga el nombre de los míos. dímelo, amor: "Dímelo, me va la vida en ello." Siento sus dedos sobre mí, y un escalofrío: mi piel vuelta poema, cruje, y la maldice: Vieja bruja, ¡Dios te maldiga, y te fecunden los machos estériles de mil guerras hasta que no te quede aliento, ni memoria! Qué quieres, di, ¡qué quieres!, ¿mis palabras? Pues ahí las tienes: y se las escupo, una por una, a la cara. Palabras cuarteadas, amarillentas, cubiertas con una espesa capa de silencios, palabras embozadas, muertas. Ahí tienes: las que jamás salieron de mi boca, las que me ahogaban y ahora me contemplan, me acusan y, desamparándome, confunden mi lengua con la tuya (no me quedarán años, aunque quisiera, para aprender de nuevo sus significados.) "Ante otro "más de lo mismo" creí en lo distinto porque vivir era búsqueda y no una guarida." (Aute) Ante el conjuro, huye, y yo grito: amor, te lo suplico, ¡ven a rescatarme! libérame de esta guarida, y "dímelo, me va la vida en ello" A mis pies, rozando aún ligeramente mis tobillos, se termina la noche: "So(n)mos almas que esperan juntas y expectantes -sin arrepentimientos- alados caminantes de huellas borradas, espejos de plata" no ella y yo, no, tú y yo: porque las dos sabemos cuánto duelen la esquirlas de un poema, y cuánto, luchar por lo que amamos. ¡Ah!, las palabras, las palabras cuarteadas, amarillentas, cubiertas con una capa de silencios espesos, ahogadas, embozadas, las que jamás salieron de mi boca: ¿no lo comprende, amor?, me va la vida en ello. "Amados y especiales pirómanos del hielo que ahuyentan la soledad y el miedo": Este miedo, éste: ¡este miedo a olvidar!, a que me olvides. [©Indah. Marzo de 2003]

La Bah�a de Mar

La Bah�a de Mar Os leo asombrada Y acomplejada, para qué negarlo. Gracias por ser y estar ahí... Mar :´**

martes, julio 26, 2005

Al otro lado...

A Indah, porque a pesar de los abismos somos parecidas. Cuando escribiste tu "Al otro lado" yo no pude evitar (como tantas veces) esta réplica. --- Sentada al otro lado del abismo, otra mujer -parecida a ti- te observa y te saluda. Ella quiere -como tú- que las aves rocen con sus alas las pupilas que miran sin querer ver, que las hieran, que les arañen la piel, el corazón, y la mejilla. Ella quiere -como tú- que abran lo ojos y que vean tanta sinrazón, tanta desgracia, tanto miedo encerrado en los armarios del alma. Y no hay que aceptarlo. No hay que doblar pensamientos ni poemas. No hay que silenciar el grito. Sin embargo, sin poder hacer nada mientras el universo sigue su curso imperturbable, cuantas mujeres -como tú o yo- se observan y saludan al otro lado del abismo. ---- Mar

miércoles, julio 20, 2005

HABITADA DE PENUMBRAS - VII

VII Te quise como eras y edifiqué mi vida con tus éxitos y temores. Me cincelé tu mirada -la única esperanza de mi jungla- como un ramo de violetas. Nunca te pregunté quién fuiste. Ahora, sin embargo, todo es más sencillo: Tu ausencia me convierte en la ardiente piel de amor de la noche doliente. Habitada de penumbras. --- Mar

HABITADA DE PENUMBRAS - VI

VI Amé en ti tus recuerdos: Leyendas de los duendes perdiéndose en el tiempo como mariposas. ¡El sol crece, como un núcleo, en el abatido monedero de mi pecho! Después de vivir como los fantasmas te sientas a dar tiempo al tiempo y esperas la muerte en la ruinosa techumbre de tu vereda tarareando canciones a punto de apagarse. ¿Qué dirás cuando alguien te pregunte por la luminaria irremediable de tus manos? ¡Adivinar los signos con los ojos es la peor forma de irse de este mundo! ---

HABITADA DE PENUMBRAS - V

V Indagaré, como el sol, por todas las rendijas de la casa. Discutiré con las plantas y con la sórdida tristeza de los espejos que me miran desde las ruinas de los días. Te hablo ahora desde la evocación de los desesperados nómadas de la calma. No es para afianzar tus ojos en mi pecho, ni para colmar de besos tu rostro anaranjado, sino para encender tu vida. Como una ternura ascendiendo. ---

HABITADA DE PENUMBRAS - IV

IV No atiende. Cuando sus manos se colman de magnolias las siemprevivas invaden sus ojos de asperezas y las cigarras anegan su ventana con chismes y centellas. Recuerda el nombre de su perro y los motes de sus vecinos como sombras aturdidas en la tarde. El sibilino polvillo de la muerte -telaraña espectral de la nada- espía pesadamente. A veces sólo respira. Por eso la quiero como nunca. ---

HABITADA DE PENUMBRAS - III

III Me niego a evaporarme en los ignorados litorales del olvido. Si no estuviera tan llena de misterios, tan herida, te musitaría en el rumor de las escarchas y encendería los candiles del sendero. Pero ya no platico para nadie. Como noches imprevistas las azucenas degeneran en esta pesadilla. Tratan de transcribir el intangible enigma de sus días, los recuerdos inexorables de su vida. Es como el último redivivo de un cataclismo. Por eso le beso las mejillas. ---

HABITADA DE PENUMBRAS - II

II Amaba los retratos antiguos... y las calandrias que cantaban en el patio de la Capilla. Pero no los recuerdos moribundos de los molinos desmantelados, ni los ojos exasperados que -con el fin de poblar las sombras- lisonjeaban sonrisas. ---

HABITADA DE PENUMBRAS - I

I La distancia ha borrado las grafías de mis manos y te pierdes, como el humo de las hogueras, sin planos que te orienten. Jamás entregaré mis sueños al canto de los pájaros, Ni mi vida a un hombre-árbol que me atrape entre sus encorvadas ramas. Quiero amanecer cubierta del azul añil de las noches en las que te leía el corazón. Esperaré bajo los tragaluces del tejado como una alondra mutilada. ---

martes, julio 19, 2005

Disciplina Secreta

La casa como barco en alta mar de junio. Las calles como trenes de noche sosegada. Estas cosas no pasan en el mundo. Estoy por afirmar que ahora vivo en un libro de poemas. Pero si tú me miras, decidida a existir desde el fondo templado de tus ojos, también existe el mundo. Y muy probablemente yo acabaré por existir contigo. ---
Luis Garcia Montero Disciplina Secreta

Muerte en el olvido

Yo sé que existo porque tú me imaginas. Soy alto porque tú me crees alto, y limpio porque tú me miras con buenos ojos, con mirada limpia. Tu pensamiento me hace inteligente, y en tu sencilla ternura, yo soy también sencillo y bondadoso. Pero si tú me olvidas quedaré muerto sin que nadie lo sepa. Verán viva mi carne, pero será otro hombre -oscuro, torpe, malo- el que la habita… Ángel González Muerte en el olvido

jueves, julio 14, 2005

Unos minutos para la publicidad

No puedo evitar daros un poquito de envidia y este fin de semana, que estaré en mi Aldea, será el segundo y último que se celebra el Festival Internacional de Jazz... aquí: www.jazzezcaray.com Disfrutar, al menos, de la visita virtual. Mar :**

miércoles, julio 13, 2005

AMOR ETÍLICO La evocación es un año pasado que se queda. Esta es la noche en la que todos se ponen en los ojos la venda, por lo que viene y por lo que se queda. Y en esta maraña de ciudad emborrachada, donde va mi emoción sin compañero, me acojo a la memoria como un niño a una nana. Satán transita por las arterias con diez latas trabadas en el rabo inventando cabriolas mientras en la gran ciudad, trastornada, la alegría de cada cual va sola. Y la tristeza, y el resuello canalla de las matronas ebrias. Vestidos de demencia mi soledad y tu recuerdo van como dos condenas. ¡Qué amargos son los frutos de la ausencia! Y me pregunto ahora: ¿Por qué razón estoy yo aquí? ¿Qué impulso pudo más que tu amor, que me llevaba al suave destino de tu puerta? Pienso en que aún tienes retazos de antracita en tus cabellos, y esos venerados ojos, que bañaron por mí su clara pleamar en tus ojeras. Mientras en los labios se disuelven las mieles y las manos se buscan con la efusión de ser avispas en un mismo panal, los pies, en ese estanque, hacen saltar el agua fresca. La verdad se expresa pintada en pétalos resecos y la promesa de amarnos siempre se va alargando. ¡Cómo me pierdo en los caminos hacia el fervor de tu sendero, siempre recién llovido y con pájaros exóticos! Y a mi lado la congoja muda, toda una existencia ilógica, tiene el sufrimiento de una doncella muerta... borracha de amor. --- © Mar

Atolón - Para Uma

Observaciones: Volcán activo, volcán apagado, hundimiento del volcán, crecimiento del atolón (corales entre otros) hacia arriba (compensación de la tasa del hundimiento), mantención de la distancia hacia la superficie del agua. (verde: estructura viva, rojo: estructura muerta)

martes, julio 12, 2005

Lunar errático

Frente al viento -lunar errático- ya no me importa desnudarme; deambularé por el nodo verdadero y recordaré, sin pausa y sin tregua, las coordenadas de tu posición perturbadora. Leeré paisajes en pleno apogeo de osculación, es un placer tocarlos con los dedos... acariciarlos con la mirada... Y es que uno crece... y se hace tarde para descubrir lunas negras con corazón de seda. Maullaremos, sí, a descontrol remoto sólo solos tú y yo. --- ©Mar

sábado, julio 09, 2005

Pescador

No me busques entre los girasoles y los trigos. No me busques en lugares que no estoy. Que yo vivo en cada rincón de cada esquina, en cada canción que musita mis silencios y navego en cada charco

con mi vida. --- ©Mar

La Sombra del Ombú

Leyenda de la provincia de Buenos Aires. Cuando la gente de una tribu pampeana terminó su primera siembra de maíz, festejó el acontecimiento alegremente con danzas y cantos rituales. Desde ese día los hombres fueron los encargados de cuidar el cultivo. Pero sucedió que al poco tiempo, la tribu se vio en peligro y la toldería vibró con gritos de guerra. Así fue que todos los hombres tuvieron que alejarse, dispuestos a defender sus dominios. Sólo quedaron los ancianos y un puñado de mujeres, encargados de las tareas cotidianas de la toldería, por lo que el cacique encomendó a su esposa Ombi, el cuidado de la pequeña siembra. Pasaron muchos días, la dedicación de la mujer dio sus frutos y una tarde, conmovida descubrió los primeros tallos. Entusiasmada removía con sus manos la tierra, arrancaba los yuyos, y acarreaba agua para humedecer las plantas, sin descuidarlas en ningún momento. Pero ocurrió que una gran sequía azotó la región. Nadie recordaba otra igual. Los ancianos de la tribu invocaron a los dioses protectores para que enviaran un poco de lluvia, pero no aparecía ni una pequeña nube en el cielo. Sin piedad, el sol desparramó sus rayos, que terminaron por resquebrajar la tierra y hasta secó la aguada cercana a la toldería. Después un viento caliente terminó por desolar la región. Ombi desesperada comprobó cómo las plantas que habían conseguido crecer se secaban una tras otra. La india, ya casi no se alejaba del lugar y redoblaba sus cuidados por salvarlas. Los días pasaban lentamente bajo aquel calor sofocante. En el lugar no existían árboles donde cobijarse, sólo los toldos daban una pequeña protección. Fue entonces que los ancianos de la tribu vieron asustados que Ombi envejecía día a día y temerosos por su vida, le rogaron que se quedara con ellos a la sombra de los toldos. Pero la mujer se negó a obedecer, resuelta a salvar aunque fuera una planta, para poder tener simiente al otro año. Una mañana, el calor era tan abrazador que toda la tierra parecía una enorme hoguera: entonces que Ombi comprobó dolorida que del pequeño sembradío sólo quedaba una planta. Decidida a no perderla, se arrodilló llorando a su lado y la cubrió con el cuerpo para protegerla del sol, mientras que sus lágrimas humedecían la tierra reseca. Y ahí se quedó para siempre. Pasaron los días y al ver que no volvía, su gente salió a buscarla. Lo único que hallaron fue una planta de maíz, que aunque débil se mantenía de pie, resguardada por la sombra de una hierba gigantesca que crecía muy cerca de ella. Todos lloraron la pérdida de la india y en su recuerdo llamaron Ombú a aquella planta.

viernes, julio 08, 2005

Oceános

Te he buscado en los océanos de lava del volcán de tu cuerpo. He llorado en las montañas quietas implorándote, amor, que me dones tu risa. Como humo te vas y gravito sin rumbo intentando atraparte. Vivo aferrada a este cazamariposas para hacerte mi cautivo. --- ©Mar

Dioses

Orisha Oko, el dios de los plantíos

Está hambriento.

Corre a sus fincas de ñame,

Pero el ñame tierno no puede comerse.

Orisha Oko, impaciente,

Le pegó fuego a las siembras.

Todos los ñames se cocieron a la vez.

Mil quinientos ñames cocinados.

¡Orisha Oko no pudo acabar con uno solo!

Furioso por el hambre

¡Ha arruinado mil quinientos ñames!

Luego bajó sus ojos apenado.

Que el que coma no se regocije.

Que el que esté hambriento

No de paso a la pena.

La satisfacción sucede al hambre.

El hambre a la satisfacción.

Poesía anónima africana (Yoruba)

jueves, julio 07, 2005

Yo bailo así...

Yo bailo así...
En el férvido celaje del sueño que imagino,
cuando bailo para ti,
mis pies entrelazan una sublime cenefa de caricias
y besos, de pensamientos sin vocablos;
una cota de mimosas euritmias
y un serpentino compás que,
en el sosiego de tus ojos quietos,
se hacen arquetipo de tu danza y mis ojos,
inclinados apenas cuando bailo para ti,
despiertan en mi alma.
---
©Mar

miércoles, julio 06, 2005

Salle de Bains - A las once bajo el reloj

En las duchas de la playa había un cartel que decía: Salle de Bains ¡En cas de noyade appelez le maitre nagueur! Mi insuficiente dominio del idioma me conducía a leer y releer ese letrero cada vez que entraba a aquellas instalaciones y sólo con el paso de los años llegué a la conclusión de que "le maitre nagueur" era un tío que estaba buenísimo y que cada año era otro diferente. Durante años odié mis trenzas y aquellos bañadores de gomitas, odié los calcetines y los vestidos de nido de abeja. Mi prima y mis amigas eran algo mayores que yo y mientras yo seguía, aparentemente, siendo una niña ellas eran ya jovencitas que ligoteaban con los chicos del paseo y, sobre todo, con "le maitre nagueur" Me prestaban su ropa para que no pareciera tan infantil y no ahuyentara al personal masculino pero había un fallo, no me dejaban un sujetador y ¡Santo Cielo! aquello no dejaba de crecer. Me pasaba el tiempo con los brazos cruzados o con la rebequita, muy útil en la costa cantábrica al atardecer, puesta todo el día sobre los hombros y anudada justo delante de mis, a mi parecer, escandalosas tetas que se movían sin parar bajo la blusa de batista perforada. Lo de las trenzas seguía siendo un problema porque aunque las deshiciera no podía dejarme la melena suelta ya que se notaban las marcas. Era un suplicio que cada mañana y cada noche me sometieran a la tortura de los cien cepillados para desenredar y abrillantar aquella mata de pelo que me llegaba a la cintura. Conseguí convencer a mis tías para que me lo recogieran en una única trenza y el efecto fue afortunado. Incluso se dieron cuenta de que llevar aquella blusa de agujeritos sin nada debajo era una obscenidad y me compraron el ansiado sujetador. Aquella mañana el cielo estaba encapotado y no habría playa pero, como siempre, nos encontramos a las once bajo el reloj. Era nuestra hora y nuestro punto de encuentro. Después el imparable ir y venir por el paseo, los chicos en una dirección y las chicas en otra, para cruzarnos una y otra vez y lanzarnos aquellas miradas furtivas y no tan inocentes como nuestros progenitores pensaban. El tontódromo, llamaban al paseo. Mis amigas se sorprendieron al verme y en sus caras observé un cierto puntito de miedo: la niña podía convertirse en rival a la hora de las conquistas. No hubo playa y, curiosamente, los chicos no iniciaron su paseo, se sentaron a parlotear en la parte posterior de nuestro banco. Incluso "le maitre nagueur", que no tenía mucho trabajo ese día, se acercó a nuestro corrillo. ¡Qué guapo era, el condenado! Era el hermano mayor de una de mis amigas y claro está que me las ingenié para que, Elena, me invitase a su casa. Sin embargo, me abatía el desaliento. Enrique era mayor, demasiado mayor para nosotras y yo odiaba que nos tratase como si fuéramos unas mocosas. Odiaba que me tirase de la trenza. Adoraba que me ofreciera un refresco. Aborrecía que no nos dejase entrar en sus dominios, llenos de misterio. Elena decía que estaba loco porque le gustaba la magia y los inventos. Pero a mi me gustaba. Era una mezcla de adoración y odio. La atracción por lo prohibido. Septiembre era un mes de exámenes y liberaciones. Saboreábamos cada minuto de aquellos atardeceres de olor a mar bajo los tamarindos. Temíamos las despedidas, el alejarnos unos de otros hasta el siguiente verano. Once meses por delante con la única ilusión de que todo continuase siendo igual, si no mejor. Pasó el año y aquel verano fue distinto a los anteriores. Por fin me habían cortado el pelo. Ya no era la niña larguirucha y desgarbada a la que la ropa de sus amigas le caía como a un fraile dos pistolas. Enrique ya no era ese año "le maitre nagueur" y no pudo explicarme el significado de aquel letrero de las duchas. Sin embargo, cada mañana lo encontraba a las once bajo el reloj. --- ©Mar

martes, julio 05, 2005

Yo soy...

Un mar abatido, inquieto o desenfadado que se retrae o actúa con el cambiante temperamento de sus olas. Una playa de sentimientos que las aguas anegan entre las tormentas del desánimo, de las lágrimas, de la rabia, de palabras hirientes. Un barco a la deriva que navega con el vaivén del viento sin faro que ilumine la oscuridad de su vacía vida. Una gaviota blanca sin paz y de alas rotas que vuela por el sol gris del mentidero. Yo soy... Una roca en mediode un océano de dudas, anclada en el tiempo, eterna y milenaria. --- © Mar

Digo sí.

Digo sí. Llegué hasta el fin, el mismo fin, y volví con la salsa prendida a las caderas y sonrisas engarzadas de madreperlas. No hay tatuajes, no piel, no di, nada di. Se fundieron en fragmentos olvidos y peteneras, nada di Dime tú, dime, pintan espadas o copas a qué sabe la ternura, a qué los restos de un beso. Tengo el móvil fragmentado y en la imagen del espejo trocitos de soledad. --- Mar