Digo sí.
Digo sí.
Llegué hasta el fin,
el mismo fin,
y volví con la salsa prendida a las caderas
y sonrisas engarzadas de madreperlas.
No hay tatuajes,
no piel,
no di,
nada di.
Se fundieron en fragmentos
olvidos
y peteneras,
nada di
Dime tú,
dime,
pintan espadas
o copas
a qué sabe la ternura,
a qué los restos de un beso.
Tengo el móvil fragmentado
y en la imagen del espejo
trocitos de soledad.
---
Mar
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