Dolientes

Se les rompió el cristal en que probaron
el delicado elixir del sempiterno amor,
se les quedó difunto y fragmentado.
Pausadamente se han ido desgajando,
las manos se les han quedado huecas
y los ojos les sobreviven sin patria,
inquiriéndose en la umbría.
Como niños perdidos se buscan
día y noche en pos uno del otro
por la furtiva estancia.
A pesar del tanteo sólo hay desencuentro
y se confrontan
como dolientes encariñados.
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© MAR - Día de Difuntos 2008