FRÁGILES PÁMPANOS

Tú sacudiste mi espíritu irreverente.
Eras para mi credo, liberación, orgullo.
Eras el primero -espíritu de jayán-
inaugural monarca de mi reino,
alma nómada a la que remedo
en mis turbadoras fantasías,
Eras efluvio seductor,
fascinante y tórrido,
volátil hálito inflamado,
atrayente sima.
Ya sólo quedan a mis pies
oscuros precipicios
porque te amé hasta la amargura
y maldiciéndote
más se engrandecía esta pasión deletérea
en el hosco prostíbulo de mi sórdido corazón.
Descubrí que la vida nos condenaba a la desolación
y herida de amor -liviana y astral-
pretendí unificar mi lamento a tu gemido.
¡Feliz el que yace
en el tálamo acuoso de los muertos!
Mi existencia, antigua y vacía,
se demuele como los frágiles pámpanos.
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© MAR – 09/03/09