A toda vela...
A toda vela
vengo a contarte hoy, por si no lo has advertido, que las nubes se nos están
escapando por el norte y se pueden observar frágiles brotes de sol tras el
resplandor del abrazo nocturno.
A toda vela,
busco la libertad en el ocaso, en la tormenta del idioma de los niños, en
los espacios sin delimitar, en los instantes agotados y en los márgenes
inciertos que no saben de mentiras.
A toda vela
afilo este salmo de horas contra el muro de la noche, donde las lágrimas
sacuden sus alas buscando el poema que vive en tu voz y en ese amor vecinal
soy tu adoradora más devota.
A toda vela
abro las ventanas a la noche porque
me importa que estés por la mañana para besar estos pálidos pechos de luna y
me importa tu amor y el vértigo del deseo que cae sobre nuestros cuerpos y
me importa rozar el cielo con tu sexo, levar anclas y,
a toda vela,
hacerme mar.
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