PEQUEÑAS COSAS
Yo soy la depositaria de las ruinas de todas aquellas pequeñas cosas:
La alcoba donde la pasión era ciega.
La sentina del alma maltratada.
La expresión del rostro preñado de rocío.
La muerte asida al ensueño aún vivo.
La aldaba del desván, donde las picardías coleccionaban brisas.
La estación que me corroe con sus intuiciones irracionales.
La emoción gastada goteando sobre la estirpe moldeada en porcelana.
Retrocedo ante el espejo que te delata;
Y me invento islas sin cráteres,
lluvias revoltosas que inundan el tálamo,
lienzos entrelazando caminos,
duendes escurridizos.
Me miro y no me reconozco;
En estas circunstancias
no sé si tú adivinas este lazo primario,
no sé si tú prefieres tirar dardos a los pájaros
o lanzar botellones de esperanza a este mar que te explora.
Me miro y te acaricio,
Y ya no sé si eres dársena o esclusa.
Sin embargo prefiero el azogue, argento vivo,
para ver, una vez más, tu risa rodando a borbotones.
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© MAR – Abril 2006
2 Comments:
A veces despertamos con una muerte a cuestas
Elías Nandino
Muy profundo, no, oscuro no: profundo, tu poema :)
A veces, guajina, se nos muere hasta la esperanza.
Son malos días y lo peor está por llegar... por eso me gusta imaginar su risa a borbotones, como antes. :´(
Gracias por "ver" más allá de oscuridades.
Un beso.
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