Rostros de seda...
El tiempo permanece amurallado en esta ciudad con nombres de colores,
sombras acechantes de los que no fueron y pudieron ser, muros capaces de
abrir o cerrar bocas y de imaginar rostros de seda.
La música acompaña esta variable de futuro y las voces escritas me
despiertan o me hacen soñar; o adivino la realidad con ojos de lluvia y roca.
Me pregunto a quién, con cualquier excusa, quiero o escribo. Vuelvo sobre
mis pasos y reviso el mundo de ser nadie y, empecinadamente, creerme agua
que rebosa los límites virtuales, llama que incendia anonimatos.
Nombrar y
dominar y
someterme y
disparar poemas al espacio y
combinar cruelmente la indómita dialéctica de los adjetivos.
Y caer vencida.
Entonces regreso a esta ciudad con nombres de colores, donde el tiempo
permanece amurallado con muros capaces de abrir o cerrar bocas y sombras
acechantes de los que no fueron y pudieron ser.
Y puedo imaginar rostros de seda.
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