. La Bahía de Mar: noviembre 2005

miércoles, noviembre 23, 2005

Desde la luminosa claridad...

Desde la luminosa claridad

de esta mañana fría de noviembre

me acerco a ti.

Cumpliendo con el ritual,

conjugo la singularidad de la palabra.

Embriagadoras fragancias intemporales

acuden al encuentro,

muestran la transparencia de los sueños,

la frágil existencia de las flores,

esencia fresca, cálida... ligera

Un corazón de malvavisco

vomita sus emociones en cascada,

fuente de algas, aroma o melodía.

A flor de piel, la sensualidad de la madera

vibra impetuosa junto a la colección de reflejos

que se renuevan cada día.

¡Que largo es el tiempo de no tenerte!

© Mar

Juegas...

Juegas entre los puntos cardinales

que sostienen el universo

y en el exacto momento en que convergen los astros

renaces como reflejos de rocío.

Juegas entre ángulos refractarios

para crear los planos movedizos

y caes en la trampa, luz, para resurgir

como una constelación de lamparillas…

…o como lágrimas temblorosas.

© Mar

martes, noviembre 22, 2005

Leviatán

Como un gigantesco nadador,

adorador de la Cruz del Sur tachonada de diamantes,

Leviatán boga jadeante hacia lo invisible.

Las luces terrestres y amarillas quedan

suspendidas en el vacío frente al velo

salpicado de orificios y rendijas por donde

se cuelan los brillos estelares.

Olvidada,

como los nácares pisados en aquel mar,

subsisto en la estación de los fangales

como una medusa,

perezosa y débil.

© Mar

viernes, noviembre 18, 2005

Los huecos del alma...

Muerdes los huecos del alma y danzan al filo de los minutos carnales. Carne de espacio y veneno en las arrugas del tiempo. Sobre el mismo horizonte el sol duerme cada noche soñando un arrogante despertar de pájaros Salvajemente errantes. © Mar

miércoles, noviembre 16, 2005

Desconfío...

DESCONFIO Desconfío de las máscaras que esconden huellas letales, de sombras de madrugada, de risas de hiena hambrienta de halagos sin fundamento de las lunas llanas-llenas atravesando ventanas. Desconfío de los ciegos que dicen ver maravillas, de los genios sin sus lámparas, de los magos sin chistera, de un cabo sin esperanza, de las balizas del mar que te hunden si te agarras. Desconfío de tu voz, incierta, perturbadora, misteriosamente extraña, metálica, opaca, grave, incolora, incontrolada, engañosa, dulce-amarga, insomne, desconfiada. Desconfío hoy, sobre todo... Hoy desconfío de mí.
© Mar

Si me ves...

Si me ves... ... en esta noche fría que ando triste de caricias cabizbaja de nostalgias necesitada de aromas... ... no me hagas caso, no, es porque se me mueren los minutos sin saberte. © Mar

Hoy tengo...

Hoy tengo mirada de callejón y vendo arena de colores a orillas de este mar en el que los días se extienden siguiendo el surco de las horas. Te encontré a punto de tocar fondo y llevando a cuestas la faena de querer agonizar poco cada día. Cuenta tus sueños, ola desaforada, para que empiecen a ser pájaros volando a contrapelo de las mareas, para que los acantilados subrayen en tus ojos el destino del mar. © Mar

martes, noviembre 15, 2005

Ruinas

La noche llega por fin.
Entra su luz difusa por la ventana de una calle
cualquiera de una ciudad en ruinas.
Bajo la piel palpita y fluye el torrente que nutre nuestros sentidos:
Germina
Contamina la espera
Intensifica la mirada
Urge entonces tensar la musculatura.
Se yergue con la fiereza del animal en celo que para perpetuar el linaje de la carne se vuelve:
Demente
Impúdico
Deshonesto
En la penumbra transgredimos la escena y adoptamos una torpe y disimulada
urbanidad aparentando ser criaturas angelicales.
Y se queda anticuada la razón de la caricia porque amar no es el arte final.
No hay querubines alados en esta ciudad en ruinas.
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© Mar

Preposiciones

Preposiciones
A veces, efímera luz, me persigues y me llenas de mixturas las pupilas.
ANTE todo, dime, por quién lloras, si aún no se deshizo la última penumbra, si
BAJO el yugo de la soberbia crecieron estas sombras.
CABE osadía mayor que asociar mi aroma con tu nombre.
CON cuánta facilidad me abduces, planetario de azogues, sin saber que
CONTRA el alba tropiezan los poemas y se apagan la luces de emergencia.
DE tu lento andar depende que te olvide o que te adore
DESDE esta ciega pasión que me envuelve y me domina.
EN aire de otoño convulso y tormentoso vuelves y te cobijas
ENTRE yedras rojizas y hojas secas.
HACIA qué mundo vuelas, si en el mío no cabe tu arrogancia.
HASTA dónde llegarás por conseguir que me doblegue.
PARA qué me reclamas, si te miro y rehuyes la palabra.
POR ahora prefiero la ignorancia al martilleo inútil de tu falsa alabanza.
SEGÚN parece, nada cambia.
SIN embargo,
SO pena que tú tengas otros planes, podríamos, en esta guerra, firmar un armisticio.
SOBRE un litoral de los fiordos te besara el Mar del Norte que navega
TRAS los vestigios del fuego irremediable.
A veces, efímera luz, me persigues y me llenas de mixturas las pupilas.
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© Mar

lunes, noviembre 14, 2005

Noviembre...

Noviembre de tardes húmedas en que la lluvia murmura tu nombre bajo el redoble del agua en los cristales. Noviembre; tierra mojada de las tardes que me acercan tu lejano aroma mientras el tableteo del rayo retumba obstinadamente en mi cerebro. Tarde mojada de Noviembre en la cual reconozco que sólo somos barro, espíritus desgajados bajo la media luz de las nubes cenicientas. Tardes en que el teléfono interroga y sólo acierto a balbucear monosílabos cargados de indolencia. Tardes en que el chubasco me induce a enardecer cada uno de tus deseos con la brasa adecuada. Tardes en que la voluntad se oxida y me siento a contemplar cómo envejece la esperanza. --- © Mar

jueves, noviembre 03, 2005

Sosteniendo

«En el taller del alma maduran los deseos,

crece, fresca y lozana, la ternura,

imitando tu sombra,

inventando tu ausencia

tan honda y sostenida»

Efraín Huerta

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Sosteniendo las nieblas Noviembre ha renacido luminoso, como si fuera un regalo para santos y muertos. No fui a llevaros flores y sé que no hace falta, tan sólo es un consuelo regalaros aromas de crisantemos tan tristes como mis ojos.

No fui a llevaros flores; iré tal vez mañana, o en Diciembre, cuando la Flor de Pascua os llene de colores.

Sosteniendo el aliento invoco una plegaria, un hablar con vosotros como si aún estuviéramos cantando sobremesas. Me cuesta inventaros en esa siesta fría y prolongada y me duele irme ahora imitando vuestra ausencia, «tan honda y sostenida»

«En el taller del alma maduran los deseos»

Aun sin estar... estáis.

«crece, fresca y lozana, la ternura»

Y seguís

sosteniendo.

Sos - te - nien - do - me.

© Mar